viernes, 8 de agosto de 2014

Cuando la verdad es cruda

Como dolió la frase más sincera que escuché con respecto a las alteraciones que sufre mi cuerpo ante mi descontrol alimenticio/emocional, creo que lo que más dolió fue saber que vino de una persona transparente que vio la desnudez de mis ojos y por eso lo dijo como si fuera lo mas natural del mundo, y sin embargo mi piel se electrificó, simulé que todo habia sido muy cómico e ignoré la situación cuando en realidad hubiera deseado poder escaparme de mí misma, abrazarme y llorar en un rincón porque era real.. y sabia que él tenía razón solo que no sabía que hacer con ello. No creo que él haya sentido el peso de sus palabras porque me pasa que cuando hablo de la desnudez de otros no lo siento, como si la sensibilidad hiciera foco en visualizar más allá y por eso todos los filtros quedaran anulados.. y eso no está bueno.
Fueron palabras cortas y concisas, muy puntuales que hacían referencia a mi última recaída, y me gustaba pensar que nadie habia estado ahí para notarlo, que nadie veía el proceso de metamorfosis por el que venía pasando hacía ya varios meses.. pero tampoco fue así la historia.
Con una taza de té y un tema de los rolling stone sonando de fondo me puse a pensar y divagué en lo más profundo de esas palabras tan sutiles.. recordé los ataques de ansiedad desesperantes que no tenía hacía ya algunas semanas, pensé en los atracones y la locura de la acción, el veneno y la culpa, pensé en las malas elecciones y el dolor de la abstinencia como si fuera dependiente de una droga que intentaba llenar mis carencias más profundas, las lagrimas comenzaron a correr por mi rostro pero esta vez no me ataqué, aunque me sentía poca cosa, desquiciada y bastante descuidada, me apiadé de mí misma, casi diría que me tuve lástima y con desengaño sentí que ya era hora.. estaba lista para salir del pozo.

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