viernes, 27 de enero de 2017

Día 27: La curiosidad me mató

La curiosidad me mató, cada vez que mis miedos existenciales se hicieron temblores y cada vez que mis inseguridades atacaron mi cuerpo.
La curiosidad me mató cada día en que mi ego se sintió amenazado y opté por darle rienda a mis malos pensamientos. La curiosidad me mató cuando violé privacidad y necesité una y otra vez de eso para no tener dudas.
La curiosidad me mató, me traicionó, me asesinó. Me acuchilló cada noche que no pude dormirme por dejar volar mi imaginación de la mano de mis monstruos, muchas veces me excusé por tener "razones", muchas otras supe que no había justificación, que ni siquiera sabía porqué lo hacía, pero me entregaba al suicidio curioso dónde muere mi ego, donde los miedos afloran y me siento pequeña e indefensa.
La curiosidad me mató en cada miedo, en cada celo, en cada pregunta. La curiosidad me mató, porque podía vivir sin respuestas (y sin preguntas). Hoy lo veo, y así y todo, muy cada tanto, me dejo morir.

domingo, 1 de enero de 2017

Día 1: Miedo a la muerte

Hace meses que estoy paranoica. La muerte se hace presente de distintas formas y comienzo a verlo como una posibilidad cercana. La vida se ve y se siente corta. Me asusta. No quiero perder a las personas que son importantes para mí, que hacen que mi mundo sea mi mundo. Tengo pánico y una sensación fría recorre mi cuerpo, parece que mi sangre cambia de temperatura y mis piernas llegan a temblar. La vida es tan efímera, y me dramatizo por tantas situaciones que no puedo controlar... ¿Cómo sería "dejarme llevar" en el sentido más textual de la palabra? ¿Cómo desprenderme de esos miedos que me agobian para vivir el día a día, con la frescura inexperta de la juventud? ¿Acaso pueden desaparecer estos pensamientos una vez instalados allí en mi psique. Tengo muchas preguntas y unas pocas respuestas, comienzo a comprender la fe. La ciencia no abraza, no es esperanzadora, la fe por otro lado libera cargos de consciencia, hace la vida más sencilla, creer en algo o en alguien con el poder de saber que todo está en un lugar por algo nos da confianza y seguridad que hacen de la causalidad una mejor elección. Todo está dónde tiene que estar, cada persona que llega es la correcta, el momento es el correcto y no podría haber sido de otra manera, cuatro acuerdos que nos guían en la búsqueda de la paz mental, sanadora de cuerpos y corazones enfermos. ¿Será que las emociones realmente pueden dirigirse? ¿Es una elección pararse como víctima o sobreviviente? Creo que si, algunos días siento la responsabilidad de elegir la opción correcta, y otras siento que el peso es tan pesado que no puedo lidiar con ello. Me asusto de nuevo. Cuanto más amo, más me asusta; cuanto más amo, más puedo perder. Comienzo un nuevo ciclo con dolor, emoción, agradecimiento y felicidad.