sábado, 30 de enero de 2016

Un día como hoy

Clic acá para leer la entrada que describe ese instante en tiempo real

Un día como hoy
me estaba enamorando del que hoy es mi ex,
habíamos pasado un día perfecto
y todo funcionaba de la forma más mágica posible,
compartíamos momentos,
sentía las palabras atravesar mi garganta,
apenas lo pienso, las sensaciones vuelven a mi cuerpo,
era realmente algo que nunca había experimentado,
me lo negué a mí misma,
y tardamos unos 17 días más,
en reafirmarlo con palabras,
pero ya en ese momento se sentía en el aire,
bastaba inhalar profundamente para percibirlo,
estaba entre nosotros y crecía con cada momento,
pero así también crecían esos monstruos
de los que parecía haberme salvado aquella noche,
volvieron, se aferraron a mí y crecieron tanto como nuestro amor,
pero al final de la historia,
uno se comió al otro,
mil noches soñé que el amor devoraba mis miedos y monstruos,
que me curaba, que me sanaba, que me hacía merecer una vida mejor,
mil noches soñé que el amor vencía,
que yo era lo suficientemente valiente para correr el riesgo,
y suficientemente afortunada para tenerlo en mis brazos
al final del camino,
pero la realidad se encargó de demostrarme
que mi propio autoboicot fue el verdadero alimento de los monstruos,
ese conjunto de monstruos creció y creció,
hasta que un día terminó por devorarnos.

Y ahí estaba

Nos encontramos por causalidad,
porque nadie en su sano juicio
hubiera definido esta experiencia
como una torpe coincidencia, 
no era casual, 
no era sencillamente un encuentro, 
se trataba de precisión, 
la persona y el momento justo, 
él no me entendía, 
yo no lo entendía, 
probablemente nunca ibamos a entendernos, 
éramos una aventura, 
un tornado de sensaciones desconocidas
abrumadas por el miedo y la fascinación, 
él era todo eso que yo no quería encontrar, 
y yo era lo que el creía que no existía, 
sólo podía tratarse de un puente, 
éramos la transición hacia un lugar mejor, 
quizás no eramos el nuevo lugar 
pero si eramos los responsables de volver a creer, 
él quería escaparse de mis labios, 
yo quería escaparme de sus brazos,
pero ahí estaba, 
dormido en mi colchón, 
mientras yo aún sin entender la situación, 
me detenía a disfrutarlo. 

viernes, 8 de enero de 2016

Momentos

Me fui y te fuiste,
tus palabras fueron muy duras, 
mi corazón nunca supo entenderlas, 
quizás nunca hablamos el mismo idioma 
y siempre que nos encontramos no es el momento, 
quizás no tenemos un momento, 
o somos todos los momentos juntos, 
entre todos los cruces, 
en cada esquina del universo nos seguimos encontrando
y se siente bien cuando me tomás de la mano, 
pero parecemos caminar en un círculo, 
siempre pasamos por los mismos lugares,
cuando cada uno apuesta afuera, el otro se enternece
y cuando rotos volvemos al ruedo, nos damos espacio, 
no sé si nos estamos cuidando o sólo somos cobardes,
años de cobardía e indecisión, 
porque el drama nos adornaba en cada oportunidad, 
te fuiste y te busqué, 
me encontraste y huiste, 
esta vez no tengo explicación, 
o quizás nunca la tuve, 
siempre volvemos al mismo punto de encuentro, 
donde indirectamente nos esperamos
mientras nos empujamos cada vez más lejos, 
para después culpar al tiempo y al espacio, 
por no haber tenido el valor de enfrentarlo, 
quizás nunca aposté por vos, ni por tus besos, 
quizás nunca creíste realmente en mí, 
y cada momento que encontramos nos desencuentra. 
cada silencio se llena de barullo, 
de tus historias y de las mías, 
vagando en corazones rotos, haciéndonos pedazos, 
dos ilusos apasionados resignando un amor, 
un amor que quizás siempre fue palabras vacías, 
que quizás nunca tuvo un verdadero sustento, 
un amor del que nunca nada entendí, 
al no mirarlo de cerca me hice cómplice, 
y yo también lo dejé pasar, 
te solté la mano una vez más, 
te escapaste de mis ojos, 
me alejé y te fuiste. 

Sigo siendo yo

Sigo siendo yo,
todavía un poco hecha pedazos, no lo dudo, 
pero sigo siendo yo, 
la misma que cree en la magia de lo insignificante, 
esa que se detiene a observar en la calle, 
que convierte en danza cada paso,
la misma que eligió apostar por amor todo lo que quedaba, 
esa que venció a los monstruos, 
la que escapó de la jaula y rompió las cadenas, 
la princesa que no quería ser princesa,
y después descubrió que siempre lo había querido, 
la que tuvo mucho miedo y se escapó, 
la que le tenía más miedo al triunfo y a la felicidad
que al fracaso mismo, 
esa que llevó el melodrama a todas partes
porque era lo único que conocía de cerca,
esa que se dió cuenta tarde y aprendió
que el amor podía más que la toxicidad, 
que de verdad uno termina por crear lo que cree, 
soy esa que se condenó tanto tiempo a estar sola a modo castigo, 
porque se suponía que no podía merecer más, 
soy la que siempre odió estar sola, 
la que toda la vida se sintió mejor entre risas, 
creyendo en las personas, 
con la suerte de ser mimada por tantos seres queridos
incluso a pesar de todas las dificultades y diferencias,
y entre abrazos y mimos, entre besos enredados, 
espacios y tiempos inciertos
fue descubriendo que quizás ser yo no es tan malo, 
que quizás no quiero ser una persona típica, 
que por algo me toca vivir estas aventuras, 
tan llenas de intriga como de pasión, 
y que si sentir con intensidad es negativo y extremista, 
también es arriesgado y reconfortante, 
cuando en un instante de magia
puedo encontrar mi lugar. 
Sigo siendo yo, 
la que nunca dejó de soñar.  

miércoles, 6 de enero de 2016

Destinado a fracasar

Aquellos ojos oscuros
podrían haber hecho caer a cualquiera,
quizás si era su objetivo
podrían haberme incluso conseguido,
pero nunca pudimos entendernos,
quizás siempre fuimos tan similares
que los estandares propuestos
superaban incluso nuestras propias capacidades,
pero queríamos más, queríamos todo,
porque sólo dos lunáticos
podían sentir con tanta fuerza
un sentimiento que desde su inicio
estaba destinado a fracasar,
no por su calidad o su entereza,
sino porque no había nadie que por él luchara,
cada que podíamos escapar,
alguno de los dos encontraba una excusa
para refugiarse lejos del otro,
nos ignorabamos,
porque nada daba más rabia que vivirlo en carne propia,
quizás siempre fue un acto fallido
que se nos escapaba de las manos.

Siento atardecer mi alma

Me gusta viajar en tren, mi mente divaga,
observo el sol caer por la ventana,
hay un libro viejo sobre mi falda
y el viento en mi rostro,
mientras los árboles al costado de las vías
crean un juego de sombras
que se encarga de volver interesante
un paisaje tan típico como fascinante,
tan lleno de cotidianidad como de magia,
tomo aire y mis pulmones parecen llenarse de esa calma,
de toda esa poesía que en mí despierta
algo tan efímero como un viaje en tren,
no recuerdo bien en qué estaba pensando,
tampoco cómo me sentía segundos atrás,
como si una enorme libertad recorriera mi cuerpo,
extendiéndome de mis preocupaciones terrenales
y arrojándome enteramente a la poesía,
como si pudiera entre unos pocos versos sin rima
gritarle al mundo todo lo que existe dentro de mí,
y me envuelvo en el viento,
acrecentando mis dudas existenciales,
para terminar por descubrir que no hay respuestas,
que nunca las hubo ni las habrá,
que nunca supe realmente todo lo que creí saber,
que quizás no sé nada, nunca lo supe,
sólo lo inventé para creerme preparada para la vida,
para esa vida que cada nuevo día nos toma por sorpresa,
y para mi ligera entereza,
me encuentro descubriendo entre mis anhelos
que cada vez que elegí pensar antes que sentir,
me perdí de un sinfín de alegrías en mi alma,
no hice caso a mi intuición ni a mi instinto
y ambos se convirtieron en un enorme monstruo
que terminó por devorarme,
pero luego de resurgir eso no importa,
quizás nunca importó realmente,
este instante es todo lo que conozco,
es lo único que puedo afirmar con certeza,
siento atardecer mi alma,
y no existe mayor sensación de despojo,
que el sol dando lugar a la luna,
prestandole su luz para incitarla a brillar,
como una estrella que se incendia,
da lugar a un porvenir menguante,
como aquel vacío incesante
que me impulsa a continuar.

lunes, 4 de enero de 2016

Volver a mirar

No sé si voy a poder,
no sé como voy a hacer,
quizás recién va a salir cuando deje de forzarlo,
estoy tan empecinada en salir de vos mi amor,
que me enredo conmigo misma y otra vez caigo,
y me oculto en un sueño egoísta
de que vengas corriendo a mis brazos,
y me amarro a la suerte facista
de que llegues y no haya más regaños
de la vida por haberte perdido,
de mi alma por seguirte extrañando,
y que caiga en un sueño perdido
si no puedo soltar el pasado,
y no sé si voy a volver a mirar,
como lo hacía al encontrarme tus ojos,
me encantaría ya dejarte de amar
y abandonarme de una vez al despojo.

Cuatro lindos rubios

Cuatro lindos rubios no hacen tus ojos,
ni llenan un espacio,
sólo parecen hacerme olvidar por un rato
como se sentía oír tu risa,
hasta que alguno falla,
y se hace evidente en mi mirada
que ahí no se encuentro lo que busco,
y perdida lo sigo buscando,
como si tuviera posibilidad alguna
de encontrarte en otras bocas, otros labios,
y abrazarme fuertemente a tu huequito,
esconderme y escaparme del fantasma
que dejaste apenas habías partido,
y si bien alguno que otro me interesa,
ninguno llena el vacío del olvido,
tal vez será, no queda otra que la espera,
pero no calma mis deseos desmedidos,
y llevo esto del mejor modo que puedo,
también me ahogo en varios mimos de esperanza,
hasta que un día por fin ya no te extrañe,
hasta que un día ya no exista esta añoranza.