sábado, 31 de octubre de 2015

El día que traté de amar menos

Un día traté de amar menos porque no quería quererlo
no quería quererlo sin ser querida,
no quería amarlo mientras él no me veía,
no quería sentirlo si él no lo sentía,
no quería escaparme si yo con el podía,
no quería enredarme, sólo no sabía,
no quería perderme, pero me moría,
poco a poco dentro mío mi esencia desaparecía,
mis palabras asustadas decían todo lo que no debía,
mis lagrimas caían denotanto mi cobardía
cuando el reloj marcó las 3, mientras él a mi lado dormía,
sólo yo frente a la pantalla, mientras mi corazón sufría,
no sabía que sentir, pues mi mente me contradecía,
yo quería amarlo menos, porque amarlo tanto dolía. 

viernes, 23 de octubre de 2015

Fantasmas en mi cabeza

Se alimentan de mis miedos,
avanzando voraces hacia mi imaginación,
acariciandome en silencio
haciendo planes de recuperación,
intentan salvarme del afuera
y me queman desde mi interior,
como un ejército salvaje
que nunca brinda salvación,
me encierra entre candados y dudas,
haciendo llorar a mi corazón,
me mata en la consciencia y me nubla
para no ver la resurrección
donde me acerco a la realidad
y todo de nuevo comienza
¿o será lo que elijo creer
para no ver todo eso que se acerca?
si en este caso mi miedo fuera real,
como si no lo hubiera vivido,
no sirve de nada sospechar,
no cambia los planes ni lo sentido
solo me atormenta en las noches
cuando todo se queda en silencio
y las voces en mi cabeza
susurran que no queda tiempo
que toda la felicidad seguro se está por terminar
si era lógico y todos sabíamos
que a mí no se me podía amar,
como si fuera un monstruo,
o incluso un desperdicio,
como si no valiera lo malo
ni estuviera en sano juicio,
el dolor se siente cerca
esta vez parece real,
como todas las anteriores
que me hicieron tanto mal
donde creando fantasmas no pude vivir,
salieron de mi cabeza y vinieron hasta a mí,
el miedo se acrecienta
ya los escucho llegar,
con todas esas historias
que en este momento podrían pasar
mientras mi piel se eriza
y poco a poco la soledad
se encarga de quemar sin prisa
lo que queda de mi ansiedad,
y entonces cobra sentido,
él aún no aparece,
era obvio que era real,
todo lo bueno perece,
¿entonces tanto amor puede esfumarse así?
pero si bien recuerdo todo lo que ayer viví,
se empieza a ver borroso,
la imagen desaparece,
soy sólo yo en mi cuarto,
una niña tonta reanimando lo que teme.

lunes, 19 de octubre de 2015

La aventura (no) perfecta

Los perfeccionistas pasamos mucho tiempo anhelando ese todo que jamás podemos alcanzar, como si estuviera ahí, omnipresente en cada uno de nuestros pasos recordándonos cada cosa que no tenemos. Cuando se trata de amor, lo vemos como un punto fijo en el espacio, que no fluctúa, que solamente está ahí para ser visto por nosotros, para presumir de la perfección de la que gozan los otros.
En realidad vemos una mínima parte y no todas las causas que unidas llevan a ese punto. Vemos como le llevan flores y no la discusión horrible que tuvieron ayer, vemos como un matrimonio lleva a pasear al hijo que no se custodian, pero no vemos como se golpean en frente de él. Al ver sólo la apariencia, por un momento parece que todo valdría la pena, que podríamos apostar cualquier cosa por tener lo anhelado y aparece casi un instinto por maldecir lo que sí tenemos en lugar de valorarlo.
Entonces en algún rinconcito de la vida, tenemos la oportunidad de verlo todo, lo vemos entero, vemos todas las causas (que no estaríamos dispuestos a vivenciar) que llevan al efecto que deseamos, y entonces pierde su brillo, su valor se configura en función de esas personas que no somos nosotros y que harían y soportarían cosas que nosotros no, ni mejores ni peores, simplemente distintas. Y durante un segundo apenas perceptible, todo tiene sentido, no necesitamos más, no necesitamos perfección, ni tenerlo todo, ni ostentar, no necesitamos ese efecto, porque valoramos más nuestras propias causas que nos conducen a nuestros propios efectos, que aunque no sean los mejores de la historia, son nuestros.
Y porque son nuestros los queremos y los queremos por ser nuestros, nos amarramos a ello como si no hubiera un mejor porvenir en otra realidad, como si en la eternidad de los paralelismos no existiera una mejor elección o un mejor plan, que incluso cada error estaba previsto para completar la aventura. Y esa aventura es tan propia y tan auténtica que depende sólo de nosotros extenderla hasta donde queramos llegar, cuidándola y valorándola.
Ese instante tan lleno de magia nos encuentra con nosotros mismos, haciendo cada aventura un encuentro único, convirtiendo la felicidad en un camino y no en una búsqueda eterna.

domingo, 4 de octubre de 2015

Dejar de huir

Enfrentamientos crudos,
realidades paralelas,
escapes conflictivos
y conceptos que reflejan
que eres alma y eres polvo
en tus ojos que navegan.

No sé si es por ello, acaso, 
que mis sueños atormentan, 
eres ángel y eres diablo,
eres mezcla que alimenta
a mi alma aborrecida 
que transita levemente
por los campos de tu calma
mientras recorres mi vientre.

Me hago espuma, me hago agua, 
con tus yemas en mi espalda,
entregándome al olvido
con tus labios en mi ombligo
suspirando levemente
que te quedes para siempre.

sábado, 3 de octubre de 2015

Volver a encontrarme conmigo

No escribo hace meses, algunas veces estuve ocupada viviendo, otras fui encontrando nuevas formas de canalizar, y otras simplemente no encontraba palabras para describir lo que sentía. A lo largo de estos procesos de crecimiento y de superación que fui atravesando durante este año, me encontré con detalles de mi persona que venía pasando por alto hace mucho tiempo.
Venía esquivando el hecho de encontrarme conmigo, porque no tenía el valor suficiente para hacerlo, para mirarme al espejo y reconocerme en esa figura reflejada, en esas ideas repensadas, en esa autoestima recompuesta. Tenía mucho trabajo por hacer y mucho por recorrer con respecto a mi vida amorosa, mis vínculos familiares, mis traumas de la infancia, mis amigos y mi carrera; no creo haber resuelto mucho hasta ahora, pero si recorrí un tramo muy importante para el desarrollo que sigue, y lo que considero más importante es el hecho de haber elegido transitar este camino de encuentro conmigo en lugar de seguir escapándome de él, como los últimos 21 años.