martes, 11 de noviembre de 2014

En el café

La noche insípida dejaba mucho que desear
cuando un humilde soñador
decidió que era hora de enamorar..
la vió sentada en un café con un libro en sus manos,
lentes de marco negro y una sonrisa fresca,
era esa típica atípica mujer, de cabellos suavemente revueltos,
desarreglada pero dejando a la vista su belleza más natural.
Esa joven estaba realmente concentrada en su historia, pensó.
¿Pero qué clase de joven pasa su noche en un café con un libro?
Seguramente esperaba a alguien más.
A algún campeón, de esos que se ganan el corazón de la dama,
para sumarlo a su colección sin importancia,
mientras los simples mortales las observan de lejos..
Se desanimó y volvió a su hogar pateando el pavimento.

Ella leía suavemente y se sonrojaba en cada verso,
le costaba negar que la lectura la transportaba a escenas maravillosas,
y con soñar no perdía nada.
Se sumergía en cada página y no le molestaba que la gente la viera extraño,
era feliz en esa hora en que, cada día, se sentaba a leer en el café.

La escena se repitió durante varios días hasta que una noche
ella levantó la vista de su libro, y se encontró con su mirada,
el mundo se detuvo y la vida cambió para siempre.

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