lunes, 10 de noviembre de 2014

Aventurarse

Perdí el miedo,
mientras se me acercaba, 
sutilmente las ropas caían, 
lo besos y las caricias tibias
hacían más ameno el paisaje. 

Ya la verguenza desaparecía,
y volvía a sentirme bien conmigo, 
él se sentía bien conmigo, 
y lo que se generaba en el aire
era poesía pura. 

La música completaba el ambiente, 
las estrellas iluminaban la ocasión 
y los riesgos se volvían la mejor elección, 
lo dudé por un minuto, 
pero quise dejar de juzgarme. 

La oportunidad era una, 
dos destinos reunidos
separados por miles de kilometros
en plena aleación conjunta, 
creando magia. 

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