martes, 25 de noviembre de 2014

El número ocho

El primero fue pacífico, nervioso, 
lo colmaban las dudas
y pude ver en sus ojos 
el temor a defraudarme, 
como si no pudiera darse cuenta
de todo lo que me causaba.
Por mi parte no podía pedirle más a la vida, 
todo marchaba a la perfección. 
Durante el lapso de tiempo
a continuación
nos encargamos de que fluya, 
la química era increíble
y la piel ardía en cada primer roce, 
la confianza era plena y el disfrute máximo, 
mis miedos se volvían efímeros, 
no podía dejar de sonreír
con la respiración entrecortada, 
era una noche perfecta. 
Ambos conocíamos el número siete, 
ambos teníamos pasado 
y sin embargo queríamos un capitulo diferente,
ante la magia de la situación no pudimos evitarlo
y recaímos el uno sobre el otro, 
dejando atrás la timidez
junto con las ropas que quedaban, 
no importaba el tiempo, 
no importaban las circunstancias
esa noche (que se hizo día)
debía pasar a la historia, 
así nació en número ocho. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario