domingo, 4 de enero de 2015

Dejarte ir

Parece ser un día muy normal, voy caminando por la calle hacia el trabajo, espero el transporte público que me lleva, subo, me siento, miro por la ventana y una sensación de vacío punza mi estómago (sí, todas mis emociones me hacen doler la panza). Entonces recuerdo que te vas, levanto la mirada y me siento sola, de repente la escena se vuelve gris y la sensación de abandono se apodera de mis células. Dejar el drama nunca. Sé que es lo mejor, que es tu felicidad y por eso te apoyo y sonrío, también sé que no es un final, un corte del vínculo sino una experiencia que necesitamos atravesar. La vida nos para frente a estos kilometros de distancia a ver si podemos mantener el amor fraternal y la picardía que nos caracteriza. Tengo miedo, no quiero que te vayas, no quiero que me dejes en esta jungla de cemento sin tus abrazos, sin tus consejos, sin tu risa.
Respiro profundo y lo olvido, continúo con mi día normal. No pasan más de dos horas que la puntada regresa pero ahora con ganas de llorar, no sé si estoy nerviosa o si ya te extraño porque sé que te vas a ir. 
Pasan los días y esta sensación se vuelve cotidiana. Con lo que me costó ganar la figura, el lugar, el abrazo tan codiciado sin sentirme de más, sin sentirme poca cosa.. con lo que me costó luchar por esta relación, por no trasladar mis miedos a todos los hombres del universo.. ahora tengo que dejarte ir, sabiendo que el amor implica libertad y que vos también harías esto por mí. 
Me tranquiliza saber que estás feliz, que son felices, que somos felices.. así que dejo mi egoísmo de lado y te abrazo fuerte, te doy un beso en la frente y te dejo ir. Prometeme que todo va a estar bien y que vas a estar ahí para mí.

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