martes, 28 de octubre de 2014

Jaque Mate

- Estás enamorado de mí?
- Si, recién te estás dando cuenta?

Fue la manera en qué me dieron vuelta el sabado. Y no lo culpo, fui yo quien se pasó la noche buscando el límite (claramente esperaba un "no flaca ¿que te pasa?" pero me encontré con otra cosa) para poder anular la posibilidad de mi mente, o sentirme tranquila porque había preguntado, por lo que la posibilidad de avanzar no estaba en mi campo de juego. Le había pasado la bola. Y él no dudó en devolverla a mi espacio, con una patada brutal que me destrozó hasta dejarme inmóvil. No podía respirar correctamente, sentía como que algo adentro mío estaba totalmente descolocado. No sabía por donde empezar a responder, a analizar, a resolver esta situación que se presentaba desnuda ante sus ojos. Porque una cosa era saberlo pero otra muy distinta era escucharlo y ni hablemos del relato que vino a continuación.
Elegí formar parte de este circo emocional y lo dejé fluir, me besó, y le di cuerda a sus esperanzas quizás sin medir que yo no tenía la menor idea de lo que estaba sucediendo. El precio en juego era muy alto y no llegaba a definir si el riesgo valía la pena o no. Lo pensé una vez más mientras observaba sus actitudes que lo delataban. Él no estaba mintiendo. No era un truco, no era un capricho. No me miraba como si fuera un trofeo, un desafío, un momento, un cuerpo. Simplemente me estaba amando, ahí frente a mis ojos, sin pedir nada a cambio y eso me desconcertaba totalmente. Como deseaba en ese instante estar locamente enamorada de él.

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