uno de ausencia,
otro de anhelo,
uno más de consuelo
y otro de ausencia.
Pasan los días,
se acaban las excusas,
el frío aflora,
la angustia crece
y tu sonrisa poco a poco desaparece.
Muere septiembre
y con lágrimas en mi rostro,
acepto de una vez
que esto no va a funcionar
e intento convencerme de no anhelarlo.
Mis recuerdos siguen tibios,
mi paciencia sincera
conociendo y comprendiendo
todavía te espera
y mi sentir sigue siendo el mismo.
A modo de súplica miro el cielo,
pero no llueven respuestas,
otra vez el desamor me asecha
pero la esperanza es lo último que se pierde,
el corazón ya lo perdí.
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