domingo, 21 de septiembre de 2014

Cordón umbilical

De una niña indefensa nació una mujer fuerte,
en el momento en el que supo que había alguien en camino
y a esa personita debía brindarle fortaleza
aunque su nmudo se cayera a pedazos,
se levantó por ella de cada caída
y ni el dolor de su alma pudo permitirle
que se llenara de amor para dar. 

Le enseñó a caminar, a dar sus primeros pasos
a decir gracias, permiso y por favor
y en cada cuento antes de dormir
le mostraba que siempre podía existir un final feliz
aunque ella tuviera que improvisarlo
porque no venía en el cuento
todo para no exponer a su hija a temer al porvenir,

Hizo sola un trabajo que se hace de a dos,
y con todas sus capacidades invirtió su tiempo en verla crecer,
la disfrutaba en cada logro y la apoyaba en cada paso,
aunque las cuestiones se pusieron difíciles 
siempre puso de sí para que esa pequeña no temiera, 
es más, de haber podido, la hubiera resguardado en una burbuja invisible
de toda esa toxicidad que las rodeaba y no les hacía bien. 

La pequeña se hacía grande y sentía una necesidad imperiosa
de salir de la burbuja, de conocer el mundo a su alrededor
Ella sabía que esos días llegarían, no sabía que podian ser tan dolorosos
pero era el riesgo que había corrido al hacerla libre: dejarla elegir
el cordón umbilical dolía y se retorcía ante la vida misma
que no les hizo fácil el camino,  pero no querían cortarlo
aún sabiendo que era más díficil mantener viva la unión, valía la pena.

No importó cuantas lágrimas cayeron, estaban juntas como siempre,
dos almas soñadoras que seguían anhelando mantener vivo el amor mágico
que las unía, e incluso con todos los miedos que las caracterizaban
seguían siendo un pilar firme para la otra, y aunque parecían haberse derrumbado
demostraron una y otra vez que su amor era más fuerte que todo
y siempre había una buena razón para volver a levantarse.

Ella la había criado libre para que al estar lista abriera sus alas
y solo el cielo fuera el límite, la impulsó a cumplir sus sueños
y quizás fue por eso que no entendió como los miedos la detenían
se vio reflejada en ella, frágil, temerosa ante una gran vida por enfrentar
la abrazó fuerte, le secó las lágrimas y la empujó del nido
su desesperación maternal la hacía querer salir corriendo para protegerla
pero bien sabía que no podía aprender por ella, su chiquita estaba lista para volar.

La pequeña gran pajarita miró hacia arriba desesperada,
las patitas le temblaban y no podía ver el cordon umbilical
que tanta seguridad le había brindado durante toda su vida,
hasta que la vió sonriente, mamá seguía en el nido,
y aunque el cordón umbilical fuera hoy invisible
y ambas hubieran crecido, en esa mirada albergaron
toda la magia que las caracterizaba

Mamá estaba ahí para apoyarla y siempre estaría ahi,
pero era tiempo de volar por si misma,
le daba verguenza decirselo pero tenía miedo de extrañarla,
de necesitarla, de no poder sola, de que mamá no supiera cuanto la amaba,
ni cuan valiosa era, se desesperó una vez más,
pero ahí la vió, serena y sonriente, una mujer fuerte y sabia
una mujer que había salvado su vida para amar a una personita más,

Y si eso no era un ejemplo de magia, nada en esta vida lo era.
Sintió que no podía volar, miró a mamá una vez más
suplicando que esta entendiera todo lo que quería decirle sin hablar,
que supiera ayudarla y apoyarla, que supiera cuanto la amaba
lo maravillosa que era, y que iban a estar juntas siempre...
Y claro que lo hizo, la abrazo con su mirada, mamá lo sabía.  

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