miércoles, 19 de septiembre de 2012

Cuando te busco no estás, si no te busco te vas

Qué díficil es mantener una relación. Qué díficil es manejar las emociones, las sensaciones, los pensamientos. Qué díficil es tenerlo todo bajo control. 

Llevo una relación estable, duradera, me siento enamorada y generalmente no siento celos, pero hace varios días tengo la sensación de estar paranoica. A veces sentir la adrenalina de perder algo, o en este caso a alguien, es sano, es bueno y te enseña a valorarlo (aclaro que siempre en su medida justa, al cruzar el límite podemos pasar a lo comunmente llamado "Neurosis de novia psicópata"). Quiero entenderme, pero me cuesta cuando se trata de mí por lo cual se me hace aún más díficil cuando hay más personas involucradas; de todas maneras, me relaciono de la misma manera: me escapo.
Me escapo del espejo, me escapo de mamá, me escapo de papá, me escapo de mis miedos. Me escapo del sentirme vulnerable, valga la redundancia, me da miedo el sentirme frágil, necesitada. Odio tener necesidades, quisiera ser una persona del todo autosuficiente, pero para eso debería dejar de ser un ser humano. Retomando, si hay algo que aprendí bien en la vida es como escapar, entonces lo utilizo en cada oportunidad que parece ser necesario, en cada situación en la que me siento incomoda; por ejemplo: cuando tengo problemas en mi relación. Quizás mis mismos miedos me hacen querer abandonar todo de un segundo al otro, pero al pensar en frío me doy cuenta que no es lo que quiero realmente. Luchar contra eso constantemente me hace sentir miedo y se transforma en un interminable círculo vicioso.
                                  El miedo trae miedo, la tranquilidad trae tranquilidad.

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