sábado, 2 de febrero de 2013

Tengo miedo de temer

Me pasé años escuchando a los adultos decir que se casaron apresuradamente, que no disfrutaron como debían, que no esperaron el momento adecuado. Los escuché arrepentirse por perder años de gloria y los he visto llorar devastados por la partida de un gran amor.

Los vi aferrarse a una única persona dedicandole años de su vida, de su cuerpo y de sus vivencias para luego culparla por llevarse todo de sí; y he aquí porque le temo al amor.

A mi alrededor, muchos se aman, se casan, son felices. Muchos duran por siempre, muchos mueren de a dos, y muchos se consumen alejandose. Muchos aman de mil modos, pero yo, yo sé amar de una única manera: en libertad.

Cuando encontré lo que creí que era el amor, lo exprimí, lo disfrute a tope y en cuanto comenzó a fallar lo alejé de mí. Pero, cual magnetismo entre polos opuestos, siempre termino en el mismo lugar, en sus brazos.
Supe que era algo especial, pero nunca consideré esta posibilidad.

No sé si es que no sé olvidar o es que por alguna razón es el quien yo pensé que era. Quizás la relación podría haber funcionado de haber actuado de otra manera, ya que el sentimiento sigue casi intacto. Me corroen las dudas, y los caminos bifurcados, no sé por donde escapar.

Sí, escapar. Esa es la verdadera solución. Quienes dicen todo ese gran verso de enfrentarse a los miedos y tener actos heroicos mienten. Lo que todos queremos hacer es simplemente escapar.

En fin, después de tantas frustraciones amorosas alrededor y pocos triunfos, tomé la estúpida desición de dejar pasar la vida, y considerarte mi futuro compañero, pero no todavía. Quizás solo sucede que aún soy muy joven para el amor.

Si prometes esperarme al final del camino, prometo correr a tus brazos al final de la noche.

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